jueves, 25 de septiembre de 2008

25 fotografias en modo MACRO

Gracias a Microsiervos he descubierto Smashing Magacine, una web dedicada exclusivamente a la fotografía y el diseño gráfico. En ésta podemos ver, a modo de ejemplo, 25 imágenes tomadas en modo macro, en el que los fotógrafos han captado con todo lujo de detalle situaciones que a diario pasan desapercibidas.
Si estamos dispuestos a perder un poco de nuestro tiempo navegando en esta página, podremos descubrir una página muy completa, con tutoriales de programación CSS, ejemplos de tapices para windows, diseño de logotipos, tutoriales para crear efectos con Adobe Photoshop y muchas cosas más.
Aunque tiene el inconveniente de estar redactada en un perfecto inglés, creo que es una página a tener en cuenta por todos los amantes de la fotografía y del diseño gráfico.

viernes, 19 de septiembre de 2008

¿Has dimitido en tu trabajo y no lo sabes?



Distintos estudios han descubierto que los riesgos psicosociales en el trabajo tienen una relación directa con nuestra salud.
(Si quieres saber el riesgo que corres te recomiendo que hagas el test que hay al final de esta entrada).

Más competitividad, mayor exigencia de productividad y, por tanto, de los ritmos de trabajo; mayor disponibilidad y dependencia personal con horarios sin limites; más esfuerzo intelectual en el trabajo en detrimento del físico; mayor especialización y más presiones de tiempo para finalizar las tareas; más capacidad para trabajar en equipo; más flexibilidad... Son sólo algunas de las condiciones laborales a las que están sujetos cada vez más trabajadores y que están minando, a marchas forzadas, la calidad de vida de muchos de ellos. Y es que en la economía globalizada que impera, el "más" que exigen las empresas lo están pagando los trabajadores con muchos "menos", principalmente en su salud.

Pero lo cierto es que sí es posible tener un trabajo saludable psicosocialmente. ¿Cómo? Pues reuniendo en él, fundamentalmente, cuatro grandes premisas.

Primera: tener un control sobre el propio trabajo, es decir, disponer de la oportunidad de desarrollar nuestras habilidades y de hacer aquello que mejor sabemos hacer; tener el control sobre el trabajo que realizamos; gozar de suficiente autonomía, con capacidad de decisión sobre las tareas; y poseer un control sobre las pausas y el ritmo de trabajo.

Segunda: hacer frente a demandas adecuadas a las capacidades, es decir, tener un volumen de trabajo adecuado en relación al tiempo disponible y no vernos expuestos a interrupciones constantes de la tarea; y hacer un trabajo emocional, cognitivo y sensorial que no supere nuestros recursos como trabajadores.

Tercera: disponer de apoyo social adecuado, es decir, poder relacionarnos con otros compañeros de trabajo con asiduidad y sentirnos apoyados por los compañeros y mandos; notar el apoyo de compañeros y mandos para sacar el trabajo adelante; y poder compatibilizar nuestra vida laboral con la familiar y social.

Cuarta: disfrutar de recompensas justas por el trabajo realizado, es decir, tener un salario digno; estabilidad; posibilidad de promocionar de forma justa y transparente; realizar tareas adecuadas a nuestra cualificación profesional, ni por debajo ni por encima de nuestras capacidades; decidir sobre nuestra movilidad; tener respeto, reconocimiento y apoyo por el trabajo realizado; y recibir un trato justo.


El siguiente test incluido por el psicologo Iñaki Piñuelen su libro "La dimisión interior", permite evaluar si estás cansado de tu trabajo.
A Partir de tres síntomas con contestación afirmativa, la probabilidad de que estés harto empieza a ser alta.

Sintomas:

¿Tienes Sensación de inutilidad o de estar acabado profesionalmente?
¿No puedes enfrentarte emocionalmente a nada?
¿Tienes sentimiento de culpabilidad por no hacer algo bien?
¿Tienes la impresión de no poder más?
¿Te sientes agotado al levantarte y al final de la jornada?
¿Sientes apatía hacia las necesidades de los demás y los problemas en el trabajo?
¿Tienes sensación de estar quemado en el trabajo?
¿Experimentas una sensación de frustración continua?
¿Te sientes agobiado por tener que trabajar con personas?
¿Te sientes abrumado por una cantidad de trabajo insoportable?

jueves, 11 de septiembre de 2008

Texto escrito por Jardiel Poncela sin utilizar la letra E

Curioso texto escrito por Enrique Jardiel Poncela en el que el autor nos describe una boda a lo largo de varios parrafos sin utilizar la letra E.

El texto fué escrito durante la primera mitad del siglo pasado por lo que muchas de las palabras utilizadas hoy día nos pueden resultar poco habituales, pero eran de uso bastante común en esa época.

Esto se conoce como lipograma y algunos autores han conseguido escribir una novela completa siguiendo esta regla. George Perec escribió una novela llamada el secuestro (escrita originalmente en inglés) en la que no aparece ninguna letra E.

Sin embargo el libro al ser traducido al castellano resulta pesadísimo de leer debido a una traducción forzada y al recurso de utilizar palabras muy cultas o giros culturales propios de nuestro país.

En relatos breves (como el que aparece al pie de este párrafo) el uso de un lipograma puede pasar desapercibido, pero en el caso de una novela hace que el placer de leer se vuelva un auténtico suplicio.

Maria, amada mía:

Los días pasan sin noticias tuyas y ahora, afligida y consumida, mi alma
llora. Añoro tus labios y tus caricias, ansío tus manos y tus abrazos. Mis
ojos, abatidos, buscan tus cartas mas solo hallan un buzón vacío y mis
oídos, arrullados ahora por las gaviotas, suspiran por tu voz bajo la música romántica imaginada. Por las mañanas alcanzo la playa bajo un sol tímido;
las olas agitadas y la lánguida luz anuncian, con puntualidad rigurosa, un
otoño átono para mí. Amor mío, un otoño frío nos aproximó y si nos
abandonamos a la farsa... otro nos distanciará.

Con todo mi amor....


Y aquí os dejo el relato de Enrique Jardiel Pondela.

Un otoño -muchos años atrás- cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.

-¡Hay un matrimonio próximo, pollos! -advirtió como saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con los camaradas más íntimos.
-¿Un matrimonio?
-Un matrimonio, sí -corroboró Ramón.
-¿Tuyo?
-Mío.
-¿Con una muchacha?
-¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador furtivo?
- ¿Y cuándo ocurrirá la cosa?
-Lo ignoro.
-¿Cómo?
-No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla…

Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia por la ciudad.
A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y suscriptora contumaz a La moda y laCasa (publicación para muchachas sin novio).
Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda! ¡Bah!… Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados, alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch, sandwichs duros como un fiscal…
Al onzavo sandwich hubo una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:

-¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!

Y los amigos cogimos otro sandwich -dozavo- y otra copita.
Y allí acabó la cosa.
Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí…
Al contrario: allí daba principio.
Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro, vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio, ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.

-¡Soy un idiota! -murmuró Ramón-. No valgo para marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado…

Y corroboró rabioso:

-¡Soy un idiota!

Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.

-¡Dios mío! -gruñía Ramón mirándola-. ¡Casado! ¡Casado con una niña insulsa como unas natillas!… No hay ya salvación para mí…, ¡no la hay!

Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas palabras durísimas a Silvia.

-¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra! -gritó.

(Silvia miró al parabrisas con infantil docilidad).
Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca solución:

-Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un divorcio rápido. Poco valgo si
no logro inspirarla asco con cuatro o cinco burradas a cual más disparatada…

Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.
Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón hizo la burrada inicial.
Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a Silvia.

-Grupo nupcial, ¿no? -indagó.
-Sí -dijo Ramón.
Y añadió:
-Con una variación.
-¿Cuál?
-La sustitución más original vista hasta ahora… Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto… ¡Viva la originalidad!

Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado fotógrafo:

-¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con ilusión: La cara más alta… ¡Cuidado! ¡Así!… ¡Ya!

Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.

-¡Al auto! -mandó.
(Silvia ahora iba llorando)
-¡La cosa marcha! -susurró Ramón.

Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una boda.)
Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.

-Yo viajo con los maquinistas -anunció-. Voy a la locomotora… ¡Hasta la vista!

Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color antracita.
Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso, vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.
Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún, acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido.
Nutrido público los miraba al pasar, asombrado.
Silvia sufría cada día más.

-¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! -murmuraba todavía Ramón. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos las burradas. Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.

Ramón vistió a continuación sus fracs más maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a todas las llamadas.
Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.
Por fin lo trasladaron al manicomio.
Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia…

martes, 2 de septiembre de 2008

Mas fotos de la guerra civil


Shot of War es una interesante web de fotoperiodismo que recoge fotografias de la guerra civil española. Las fotos están agrupadas por categorias como el año en que fueron tomadas, el lugar, si son fotos tomadas del bando nacional o republicano, o por el nombre de la agencia que tomó la instantanea.

Las imágenes no tienen una resolución espectacular y lo único que se ha hecho con ellas ha sido someterlas a un tratamiento de limpieza para que podamos apreciar la toma lo más fiel a como fué realizada.

Creo que es una web que no puede competir ni en calidad ni en cantidad con las fotografías disponibles en el archivo rojo, pero que puede aportarnos algo más sobre este conflicto.

En la foto que ilustra esta entrada podemos ver a un grupo de milicianos republicanos que han tomado al asalto una iglesia y profanado sus tumbas.