martes, 31 de julio de 2007

Aprender a pensar

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.

Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro. El estudiante había respondido: llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.

Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.

Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.

En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota mas alta.

Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?. Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura.

Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión.

En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo".

En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR. Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica.

Aprendamos a pensar, hay mil soluciones para un mismo problema, pero lo realmente interesante, lo auténticamente genial es elegir la solución más practica y rápida, de forma que podamos acabar con el problema de raíz...y dedicarnos a solucionar OTROS problemas.

jueves, 19 de julio de 2007

El IVA

Esta es la letra de una canción de La trinca. La canción es de 1986 aproximadamente, cuando España se integró en la entonces llamada Comunidad Europea.

Como hasta ese momento no había nada parecido casi nadie sabía como calcularlo o como aplicarlo y de ahí el tono medio serio de la canción al principio y totalmente jocoso al final de la misma.

Si teneís oportunidad os aconsejo que escucheís la canción porque es muy buena.

El IVA (Hecho facil)

Hay que el IVA ya esta aquí , hay que el IVA ya llegó.
Es moderno por que si. Y en Europa hace furor.
Como somos de los pocos que lo saben calcular
si nos prestas tu atención te lo vamos a explicar:

Súmale el gravamen del pasivo del sobrante
Y a la base imponible de la parte contratante
La porrata transitoria a simular
Deducida de la cuota del valor a amortizar.

Quítale el montante del volumen soportable
y repercute en el activo del valor incrementable
y le añades 4 duros al sumar por si te has equivocado
Que también puede pasar

Cuando llegue la liquidación.
Hay que calcular con atención.
Bienes y servicios con activos y pasivos
de la cuota tributaria mas el precio de inflación.

Si tienes derecho a deducción
esto simplifica la cuestión.
Parte el coeficiente por el tipo por impositivo
de la tasa que se aplica sobre cada operación.

Y con todo ello y dos camiones de facturas y recibos te presentas en hacienda cuando llega el gran momento ineludible de cumplir con el deber de tributar.
Se le suma se le resta se le pone se le quita se le mete se le saca se captura se comprueba se repasa y el montante resultante es lo que tienes que pagar

Se ha entendido NO!!!!
Se repite SI!!!!!

Sácale los ojos al gravamen sumergible
y estrangúlale la cuota por la base disponible.
Y al pasivo me lo pones a parir.
Achacándole la tasa del valor a deducir.

Dale en los tributos al volumen soportable
y repercute brutalmente el valor incrementable,
y al montante me lo agarras al pasar
y le metes por el IVA el valor a amortizar.

Cuando llegue la liquidación
hay que calcular con atención
Para que la coz que le propines a la cuota tributaria
le provoque una inflación.

Si tienes derecho a deducción
Esto simplifica la cuestión
Dale en pleno fisco acitejo impositivo
Con la tasa que se aplica sobre cada operación

Y con todo ello y dos camiones de facturas y recibos Te presentas en hacienda cuando llega el gran momento ineludible De cumplir con el deber de tributar
Se la suma se la resta se la pone se la quita Se la mete se la saca se captura se comprueba se repasa y el montante resultante es lo que tienes que pagar